1ª Parte.
Hola a todos..., esta vez hemos decidido ir a visitar el castillo atalaya de la Serrella o Castells de Castells, la verdad es que nos ha resultado difícil decidir si salíamos o no, porque la predicción del tiempo era bastante desapacible, al final optamos por correr el riesgo y no nos arrepentimos.
La subida al castillo puede hacerse desde varios lugares, nosotros hemos elegido subir por la población de Beniardà, dado que nos resulta la más cercana por carretera. Una vez allí, dejamos los coches en el aparcamiento que hay a la entrada del pueblo y comenzamos la excursión. Desde este punto se visualiza perfectamente la peña donde se sitúa el castillo.
Llegamos al centro histórico de Beniardà donde podemos contemplar la plaza del pueblo el ayuntamiento y la iglesia, lugar elegido para hacer la foto de rigor.
Seguimos la marcha por las estrechas calles de Beniardà, oyendo en todo momento el sonido del correr del agua por las acequias subterráneas de la población, (destacar que este sonido será una constante que nos acompañará durante bastante tiempo a lo largo de la excursión).
Justo a la salida ya podemos contemplar las primeras vistas del pantano de Guadalest.
Proseguimos el camino y nos encontramos con una fuente construida en 1980, donde va a parar parte de esa agua que oíamos por las calles de Beniardà. Llegamos al puente que cruza el río Guadalest bastante crecido por las últimas lluvias y por los afluentes que por la misma razón alimentan a éste, situación privilegiada que en pocas ocasiones podemos contemplar.
Los exploradores del grupo se adelantan por el sendero sin saber todavía lo que les espera por subir, empezamos a ver la distancia ya cubierta echando un vistazo atrás viendo Beniardà.
La cabeza del grupo prosigue enérgica el camino abriendo brecha, en esta parte de la ruta podemos contemplar las vistas del pantano de Guadalest, la población de Benimantell y el Castillo de Guadalest.
Y, por supuesto, no sólo contemplamos paisajes sino también los claros ejemplos de flora y fauna que nos encontramos por el camino, como puede ser la flor del algarrofero, las bellotas, los olivos y otras plantas que desconozco pero que resultan muy bonitas.
Nuestro explorador fija su mirada en la cima donde tenemos que llegar y de paso hace un descanso esperando al grupo, hoy es un día de suerte ya que debido a las condiciones de humedad podemos encontrar una gran variedad de hongos que crecen a la orilla del camino e incluso ver algún animal invertebrado al cobijo de éstos.
Llegamos a una bifurcación, y nuestro guía, atendiendo a la indicación del camino, nos señala la dirección a seguir, encontrando seguidamente otro de los afluentes ocasionales producidos por la lluvia de estos días que vierte toda esa riqueza filtrada por las montañas al pantano y que es un espectáculo que rara vez ocurre.
El camino empieza a inclinarse y la cabeza de grupo ya no va tan distanciada, dentro de nada necesitarán esas energías gastadas tan alegremente al comienzo.
Las orillas del camino nos regalan cada vez más obsequios con la flora que encontramos, sobre todo con una carrasca de porte magnífico y una pitera en todo su explendor después de rebasar la casa de labranza que todavía resiste al paso del tiempo.
La subida se hace cada vez más dura, lo único que nos hace resistir es la belleza del entorno que nos rodea y nos anima a continuar.
Estamos a la mitad de la ascensión al collado y desde este punto podemos observar "La Canal", que baja de la cima más próxima, la "Mallà del llop" en la Serrella.
Y éstas son las últimas setas u hongos que encontramos en el camino, un camino que se eleva de manera considerable y que nos pasa factura al estado de forma o de no forma que acusamos más de uno.
Por fin llegamos al collado, donde haremos una pequeña parada para retomar la marcha y continuar hacia la cima donde está el castillo o atalaya.
En el siguiente reportaje os mostraremos la fortaleza y las maravillosas vistas que desde allí se ven.
Saludos amigos..., nos vemos en el sendero.
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