1/12/08

El Cabeçó d'Or.




Hola amigos, de nuevo caminando en la senda y esta vez lo hacemos por el Cabeçó d'Or. Como se aprecia en la imagen, la planta majestuosa del Cabeçó d'Or parte de ese cinturón morfológico que protrege la costa alicantina de los vientos del norte, en este caso elevándose 1207 metros, y que como en tiempos inmemoriales fue una referencia de orientación a los navegantes de la zona.



Hecha la foto de rigor, comenzamos la excursión por la cara sur, hace un día estupendo y quizás un poco caluroso, las senderistas parecen acusar la subida prematuramente, menos mal que no saben lo que les espera.




Todavía no hemos llegado ni al ecuador de nuestra ascensión y ya podemos disfrutar de estas preciosas vistas de Alicante, donde uno se detiene un instante peguntándose interiormente lo ciegos que muchas veces estamos al no ver la belleza de nuestro entorno más cercano.




Seguimos subiendo y aunque a lo lejos divisamos lo que parece ser la cumbre, no nos egañemos no lo es..., es la segunda cumbre del Cabeçó.



Y mientras tanto seguimos por el sendero, un sendero cubierto de abundante vegetación, que parece no corresponder con el lugar que visitamos.


Llegamos a una especie de garganta cubierta de vegetación abundante, y observamos una señal que nos indica que justo debajo de nosotros están las conocidas "Cuevas del Canelobre", y es justo ahí esa perforación que se puede apreciar diminuta la que nos indica el lugar, y que más adelante veremos en toda su magnitud.




Por fín... después de una prolongada subida llegamos a la "Casa Polset", una edificación de piedra trabada con mortero de cal, con horno de leña y aljibe incluido como no podía ser de otra manera en los tiempos en los que el agua corriente y las panaderías no existían, poblada por gentes a la que la vida sencilla y dura hacía trabajar el cultivo de secano que hoy vemos abandonado y yermo en los contornos del Cabeçó. Y desde aquí llamar la atención a todo aquel que utiliza estas construcciones como basurero dejando múltiples restos de su paso por el lugar y pedir la colaboración de todos para mantener el entorno lo más limpio posible.



También al lado derecho de la casa encontramos lo que supongo sería en sus tiempos un ventisquero, cuando en la estación invernal nevara, se utilizaría para guardar la nieve y su posterior distribución así como consumo propio, en tiempos en los que no existían neveras ni electricidad, aunque creo que también nevaría con más frecuencia que ahora.



Este es el lugar perfecto para hacer un alto en el camino, descansar y sobre todo almorzar, todavía nos espera un largo trecho.




Ahora sí... esta es la cumbre del Cabeçó.



Y tras reposar el almuerzo, descansar del esfuerzo de subir, retomamos la marcha en este caso de bajada, no por ello menos dura ya que el sendero se nos muestra muy inclinado, pero con unas vistas inmejorables, hasta el "Racó de Seva" donde terminará la bajada.




Depués de un trepidante descenso, seguimos por una pista forestal bastante ancha coincidente con el PRV-2, que nos llevará por la cara oeste del Cabeçó hasta las "Cuevas del Canelobre".




Aquí con toda su magnitud vemos la perforación natural que el paso del tiempo y los elementos han hecho en esta cresta de la montaña y nos dice que ya estamos en la cuevas.




Pero a parte de disfrutar con la entrada guiada a las cuevas, tuvimos un segundo momento de gozo al contemplar esta vista desde el mirador.



El tiempo se nos echa encima, y tenemos que dar un empujón al grupo si no queremos que se nos haga de noche por el sendero, la excursión ha resultado ser un poco larga y las fuerzas ya van justas.


Pero como no podía ser de otra manera el grupo llega a tiempo al lugar de partida, dando la vuelta completa al Cabeçó d'Or, con la gratificación personal de haber disfrutado de este paraje natural.



Así que como premio esta puesta de sol... desde el Cabeçó d'Or.



Saludos... nos vemos en el sendero.